O nosso Jardim Botânico não tem nas suas colecções vivas um exemplar desta magnifica árvore, vulgarmente conhecida como «Flame of the Forest». Quando está em floração, a sua copa fica coberta de grandes flores de um vermelho vivo e luminoso! A planta foi "descoberta" na Ilha de Madagáscar por um Botânico francês em 1824. Esta planta extraordinária dos trópicos só a poderiamos ter se já houvesse uma nova Estufa de Exibição, pensada e projectada para exposição de plantas que não podem sobreviver ao ar livre em Lisboa/Portugal. Várias estufas na Europa, como no Kew Botanic Garden, têm esta magnífica planta.
quinta-feira, 28 de novembro de 2013
quarta-feira, 27 de novembro de 2013
Visita "Adaptações Botânicas": Dra. Ireneia Melo
O nosso agradecimento à Dra. Ireneia Melo que nos guiou numa visita pelo Jardim Botãnico à hora do almoço do dia de ontem. Com início na Classe, junto à monumental Ficus macrophylla da Austrália, partimos à descoberta das "ADAPTAÇÕES BOTÂNICAS" pela mão da nossa guia que conhece intimamente a Flora deste jardim. Fizemos paragens na Estufa, para admirar as "plantas carnivoras", no Lago de Cima, nas oliveiras, reliquias do antigo Colégio dos Jesuítas, na ceiba "barriguda"... A despedida foi junto dos coloridos Aloés já em floração.
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terça-feira, 26 de novembro de 2013
«La nuestra es una cultura poco permeada por las ciencias naturales»
«MUNDOS BOTÁNICOS» por ANTONIO MUÑOZ MOLINA
Para las personas de imaginación aventurera pero de carácter perezoso el mejor sustituto de las expediciones novelescas que no llegarán a hacer nunca son las visitas a los jardines botánicos, más que los libros de viajes. Sin duda hay un placer extraordinario en leer las aventuras de Shackleton en la Antártida, o el diario del capitán Franklin en los hielos del Ártico, o seguir en una buena biografía los itinerarios del capitán Cook, que llegó a Tahití cuando parecía el paraíso terrenal y avanzó mucho más al sur de lo que se había atrevido nadie, vislumbrando entre nieblas de tormenta los acantilados antárticos, o caminar por las soledades de la Patagonia o de los desiertos de Australia en las páginas de Bruce Chatwin. Pero el contraste entre el nomadismo esforzado de los relatos y el confort de la lectura es demasiado grande como para dejarle a uno la conciencia tranquila, y después de todo leer es una tarea demasiado sedentaria y demasiado intelectual, que debe ser compensada de inmediato con el ejercicio físico, para evitar ese peligro de desequilibrio entre la vida real y los mundos de los libros del que fue tan consciente Cervantes.
Un buen jardín botánico es la solución perfecta. Los árboles de los trópicos o los del Himalaya o los de las islas del Pacífico se ofrecen a la mirada y al tacto de uno y le regalan su exotismo, sin la penosa servidumbre de los animales en las jaulas tristísimas de los zoológicos, y desde luego sin los padecimientos pavorosos del explorador que se abre paso entre los pantanos y los mosquitos de una jungla, o el que se juega la vida escalando una montaña. En un botánico, a diferencia de en la naturaleza, cada árbol y cada planta tienen un letrero con su nombre científico y su nombre vulgar, lo cual es un placer para quien disfruta de la sonoridad de los bellos nombres latinos y un alivio para el aficionado ansioso que no sabe ver de verdad una planta o un pájaro si no puede nombrarlos. El problema es más grave en la literatura en español, y quizás más todavía la española, en la que la naturaleza, con raras excepciones, tiene una presencia vaga y general o directamente no existe. Nosotros no hemos tenido un Wordsworth, un Thoreau, un Robert Frost, un William Carlos Williams que celebren con precisión de naturalistas la riqueza botánica del mundo. Tenemos, desde luego, a Antonio Machado, a Miguel Delibes, a José Antonio Muñoz Rojas, pero la nuestra es en general una cultura poco permeada por las ciencias naturales, en la que cualquier referencia no alegórica o despectiva al campo, a los paisajes, a los jardines, queda cancelada por el miedo a la cursilería, o peor aún, al costumbrismo rural.
Hablo por experiencia propia. Yo creo que no me fijé de verdad en una planta hasta pasados los cuarenta años. Por miedo a parecer paletos, los fugitivos del campo cultivábamos con vehemencia el esnobismo de lo urbano. Era parte de esa negación algo neurótica del pasado que suele afectar a sociedades que se modernizan tardía y atolondradamente, y destruyen y malvenden a cambio de baratijas lo más valioso de su patrimonio popular. Por fortuna, los jardines botánicos, como algunas obras maestras de la literatura, no se dejan afectar por las tonterías de las modas culturales, y esperan con paciencia a que uno llegue a la madurez necesaria para disfrutarlos. El tiempo de los árboles es más lento y mucho más largo que el de las vidas humanas. Los científicos y los jardineros que los cuidan están menos sujetos a las veleidades del gusto que los artistas o los literatos, menos ansiosos por halagar al público. Los jardines botánicos tienen el mismo origen ilustrado que los museos nacionales, que las bibliotecas públicas y que las instituciones públicas de enseñanza. Como nacieron en la época en la que el conocimiento formaba parte del impulso general de la emancipación humana, y en el que la curiosidad científica era uno de los placeres de la imaginación, los jardines botánicos son simultáneamente lugares de investigación y de recreo, parques públicos y laboratorios, espacios de retiro y centros de enseñanza. En un país tan arboricida y tan poco hospitalario para el saber como España, cada vez que uno entra a un jardín botánico le dan ganas de pedir asilo político.
En el Botánico de Madrid hay una armonía geométrica de parque francés del siglo XVIII. La primera vez que entra al de Lisboa el visitante novelero siente enseguida que se sumerge en un bosque, en una selva tupida pero también apacible, con dragos de Madeira y araucarias y casuarinas gigantes de Australia y Nueva Zelanda, con palmeras altísimas que oscilan como mecidas por un viento del Pacífico. El Botánico de Madrid es plano y de ángulos rectos: el de Lisboa está en cuesta, y sus senderos son sinuosos, de manera que las perspectivas están cambiando siempre, y hay momentos en los que uno se encuentra completamente rodeado por una vegetación tan densa como la que atravesaban a machetazos los exploradores de los antiguos libros de viajes. En el Botánico de Lisboa, cuando el viento ha arreciado, el rumor poderoso de los árboles borra por completo los ruidos de la ciudad. Salgo de él al cabo de una visita de una hora y es como si volviera de un retiro en una montaña y de una expedición.
Fernando Pessoa escribió que se bajaba del tranvía después de un breve trayecto con el mareo de un viaje al otro lado del mundo. El viaje más exótico de mi vida, y también uno de los más confortables, lo he hecho yo en poco más de un cuarto de hora, en el tranvía número 15, entre la parada de la Praça do Comércio y la de Belém, que me ha dejado a unos pasos del Jardim Tropical, una mañana de domingo entre soleada y nubosa, en este clima que es lo bastante húmedo y lo bastante templado para que prosperen en él plantas que no resistirían los inviernos de Madrid. En el Jardim Tropical hay ficus australianos de cortezas como lomos de paquidermos, de extrañas ramas que cuelgan como estalactitas, de sistemas de raíces que se hunden en la tierra como vastas copas invertidas; hay pavos reales y grandes gallos portugueses de porte arrogante y cresta roja; hay invernaderos abandonados que parecen ruinas de puestos coloniales devoradas por la selva; hay pérgolas con azulejos de tigres, de leones, de elefantes y de gacelas; hay pórticos con tejadillos chinos que dan paso a jardines secretos en los que crecen árboles de Macao y de Goa; hay palmeras decapitadas como columnas de templos emergiendo en la jungla; hay un palacio de amplias estancias sucesivas donde se guardan tesoros cartográficos de la época colonial, anaqueles con muestras de semillas, láminas de plantas disecadas, estanterías de una xiloteca en la que en vez de libros se guardan ordenadas más de tres mil muestras de maderas. En la luz cambiante, en el sol y el nublado, el bosque era unas veces umbrío y otras luminoso. De vez en cuando me cruzaba con alguien tan hechizado como yo. De un botánico así se salen con ganas de escribir un libro de viajes. in El País, 20 Novembro 2013
segunda-feira, 25 de novembro de 2013
sábado, 23 de novembro de 2013
25 de Novembro: visita guiada no Aniversário de Avelar Brotero (1744-1828)
Visita guiada no Aniversário de Avelar Brotero (1744-1828)
A Liga dos Amigos do Jardim Botânico vai organizar no dia do aniversário do botânico português Avelar Brotero, uma visita guiada no dia 25 de Novembro (segunda feira) às 12H30M, para os seus associados.
O tema da visita guiada será "ADAPTAÇÕES BOTÂNICAS" e a nossa guia a investigadora Dra. Ireneia Melo.
Data - 25 de Novembro - 12h30m
Tema da Visita - "Adaptações Botânicas"
Guia da Visita - Dra. Ireneia Melo
Inscrições - ldbotanico@fc.ul.pt; TM: 935587982
Número de participantes - 25 pessoas
Local do encontro - Bilheteira da entrada do Jardim Botânico.
Aproveite a sua hora de almoço para descobrir o mundo maravilhoso das plantas!
Foto: o ilusttre Botânico português, Avelar Brotero, nascido a 25 de Novembro de 1744 em Santo Antão do Tojal.
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HOJE: Dia da Floresta Autóctone!
Dois exemplares de pinheiro manso ( Pinus pinea ) no Castelo de São Jorge em Lisboa. Por todo o país decorrem acções de plantação de árvores da nossa flora. Participe! Em 2014 a LAJB tentará organizar novamente mais uma plantação de árvores - continuem a enviar sugestões de locais em Lisboa. Obrigado.
quinta-feira, 21 de novembro de 2013
Plantar árvores: Hô Chí Minh
«Para o bem da próxima década, plantar árvores. Para o bem do próximo século, educar crianças.»
Hô Chí Minh (1890-1969)
Foto: cartaz de propaganda política do Vietname (2010)
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segunda-feira, 18 de novembro de 2013
Plantas que não temos no nosso Jardim Botânico: TAMARINDUS INDICA
O nosso Jardim Botânico não tem nas suas colecções vivas um exemplar desta importante árvore, vulgarmente conhecida pelo seu fruto/vagem tão presente na culinária e medicina tradicional da Ásia e África. Esta planta extraordinária, nativa da África e Ásia tropical, só a poderiamos ter se já houvesse uma nova Estufa de Exibição, pensada e projectada para exposição de plantas que não podem sobreviver ao ar livre em Lisboa. Várias estufas de Jardins Botânicos da Europa, como no Kew Botanic Garden de Londres, têm esta planta.
sexta-feira, 15 de novembro de 2013
As Árvores e os Livros: Carlos de Oliveira
Chamo
a cada ramo
de árvore
uma asa.
E as árvores voam.
Mas tornam-se mais fundas
as raízes da casa,
mais densa
a terra sobre a infância.
É o outro lado
da magia.
Carlos de Oliveira
Trabalho Poético
Foto: ramagens de Araucaria e Pinheiro no Arboreto
a cada ramo
de árvore
uma asa.
E as árvores voam.
Mas tornam-se mais fundas
as raízes da casa,
mais densa
a terra sobre a infância.
É o outro lado
da magia.
Carlos de Oliveira
Trabalho Poético
Foto: ramagens de Araucaria e Pinheiro no Arboreto
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quarta-feira, 13 de novembro de 2013
«O BOTÂNICO DE LISBOA»
Celebram-se hoje os 135 anos do Jardim Botânico do Museu Nacional de História Natural e da Ciência, mais conhecido por Jardim Botânico de Lisboa. Nas palavras de Robert Chodat, botânico suíço da Universidade de Genebra, "este jardim é, sem contestação, uma das maravilhas do Sul da Europa", "graças a um clima em que a flora tropical prospera tanto como a da zona temperada," como descreve Thomas Mann, em As Confissões de Félix Krull. Este ano, as comemorações são duplamente celebradas, uma vez que o projecto de renovação do Jardim Botânico foi o grande vencedor do Orçamento Participativo de Lisboa (OPLx13).
Não deixa de ser curiosa a data deste aniversário, 11 de Novembro, oficialmente instituída apenas há dez anos. Dos registos históricos sobre os primeiros passos para a implantação do Jardim Botânico surge a contratação, a partir de 1 de Novembro de 1873, do primeiro jardineiro, Edmund Goeze. Ao fim de cinco anos atribulados, entre subfinanciamento e desastres naturais, as obras foram dadas por terminadas em 1878. A selecção da data teve em conta o marco que representou a contratação do primeiro jardineiro e o período de Novembro frequentemente favorecido pelos dias de Verão de S. Martinho, potenciando a atracção do público em período outonal. A generosidade e humildade que S. Martinho representa do ponto de vista litúrgico, aliada à exuberância e festa pagãs que esta época de
fins de colheita arrasta, serviram ainda como metáforas criativas. Convida-se o público a deixar-se arrastar pela simplicidade e beleza do espaço, usufruir da luz reflectida entre as árvores, ainda mais mágica neste período do ano, ouvir os sons da natureza, inaudíveis no rebuliço da cidade ao lado e vivenciar um jardim que transmite conhecimento científico, cultura e sensibilidade. Por isso, nesta data oferecem-se sempre programas variados que misturam o lúdico à ciência. Sendo um jardim da universidade, sempre se procurou abrir para a cidade.
Ter sido o primeiro premiado no concurso do OPLx13 foi uma lufada de esperança para a renovação do jardim. As obras de fundo, estruturantes, devem ser as urgentes a realizar para permitir a manutenção e sustentabilidade deste espaço único de Lisboa. Desde a sua criação, o jardim tem sentido as amarguras da falta de verbas e financiamento em detrimento de outros valores considerados na altura, como agora, de maior prioridade. Mas as condições de subfinanciamento deram corpo a uma manifestação colectiva, organizada e perfeitamente determinada de todos os trabalhadores do museu, funcionários, investigadores, bolseiros e voluntários, que transmitiram o seu carinho e angústia, motivaram empresários, lojas de bairro, cafés, a apelar ao voto junto de milhares de lisboetas. Foi uma verdadeira demonstração de dedicação cívica promovida em prol do Botânico, possibilitando o milagre da multiplicação de votos para vencer o concurso do OPLx13. Esta movimentação cívica teve um impacto maior do que muitas outras manifestações, porque uniu os medos e desesperos e potenciou a confiança em torno de uma mistura de afectos e valores, cultura, conhecimento, sensibilidade, verdadeiramente inspiradores.
Desenganem-se, porém, todos aqueles que julgam que este prémio vai resolver todos os problemas que o jardim enfrenta. Para além da degradação do jardim, há uma profunda desagregação da estrutura
humana. É bom não esquecer que um jardim botânico é um museu vivo, científico. Não pode ser cuidado nem mantido apenas com voluntários ou serviços de outsourcing, tão em voga. Por ser um jardim científico tem por detrás toda uma estrutura de investigação com base nas suas colecções, assegurada maioritariamente por bolseiros de contrato temporário. Ao longo dos últimos dez anos houve um salto qualitativo na investigação e promoção científica em torno das colecções, da conservação da biodiversidade, da digitalização e disponibilização de dados. Perante as ameaças globais, como as da mudança climática, este conhecimento é fulcral para fornecer dados necessários à predição de alterações, presentes e futuras. Tem sido ainda o jardim científico a fornecer informações ligadas às metas para a conservação da biodiversidade a que Portugal está obrigado a responder a nível internacional.
A grande maioria da sociedade desconhece ou não compreende que um jardim botânico é muito mais do um espaço lúdico; tem uma missão científica que envolve a ligação aos grandes debates sociais e ambientais. Por isso, o futuro do Botânico de Lisboa dependerá, em muito, de novas estratégias inovadoras e criativas que evitem a sangria de quadros especializados que têm sabido criar valor acrescentado e capacidade de mobilização de causas, como esta em volta do OPLx13.
Maria Amélia Martins-Loução
Professora catedrática da Universidade de Lisboa e ex-Directora do Jardim Botânico
in Jornal Público 11-11-2013
Foto: Três exemplares de Araucaria heterophylla da Ilha de Norfolque no Arboreto do Jardim Botânico (fotogarfia de Fernando Jorge)
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segunda-feira, 11 de novembro de 2013
Visita da LAJB às Mudanças no Outono do Jardim
Com a ajuda do nosso associado Ivo Meco, fomos levados a descobrir as mudanças que ocorrem nas plantas nesta altura do ano - apesar do tímido e ainda insípido Outono! Porque ficam as folhas amarelas ou castanhas? Porque caiem das árvores? Estas e outras perguntas foram sendo colocadas e esclarecidas ao longo do tranquilo percurso com início na Classe e desfecho em pleno Arboreto. É sempre com alguma magia e surpresa que se é recompensado numa visita ao Jardim Botânico. Estejam pois atentos à próxima visita da LAJB que terá como objecto outras colecções talvez ainda mais secretas e desconhecidas deste mesmo Jardim...
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sábado, 9 de novembro de 2013
sexta-feira, 8 de novembro de 2013
Visita Guiada da LAJB ao Jardim Botânico: Outono, Tempo de Mudança
11 de Novembro de 2013
Visita guiada ao Jardim Botânico de Lisboa no âmbito das comemorações do "Dia do Jardim"
GUIA: Ivo Meco (Prémio Brotero do Curso de Guia do Jardim Botânico)
HORA: 16H
TEMA: «Outono, Tempo de Mudança»
Visita Limitada a 25 participantes
Inscrição obrigatória para: ldbotanico@fc.ul.pt
Ponto de encontro: Bilheteira da entrada do Jardim
Inscrição obrigatória para: ldbotanico@fc.ul.pt
Ponto de encontro: Bilheteira da entrada do Jardim
Organização: Liga dos Amigos do Jardim Botânico
Foto: folhas de faia nos caminhos do Arboreto do Jardim Botânico
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quinta-feira, 7 de novembro de 2013
terça-feira, 5 de novembro de 2013
Continuam a morrer as Palmeiras de Lisboa!
É com grande tristeza que reportamos a morte de todas as palmeiras das canárias que adornavam os belos jardins da Embaixada de França em Santos.
sábado, 2 de novembro de 2013
Por uma Lisboa com Jardins de relvados limpos!
Finalmente, e após muitas reclamações/sugestões de cidadãos (onde se inclui a LAJB!) a Câmara Municipal de Lisboa procedeu à colocação de sinalética nos parques e jardins públicos alertando os cidadãos para os seus direitos e deveres enquanto proprietários de animais de estimação, nomeadamente o cão. A sinalética está bem feita, é clara e agora só resta esperar que haja mais civismo nos jardins públicos por parte de quem passeia com o seu cão! Obrigado CML! O exemplo na imagem foi fotografado no Miradouro do Torel.
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